El libro es un dispositivo para transmitir información. Así, tiene todo el sentido que lo tratemos en esta newsletter, que aborda la crisis de conocimiento de nuestra sociedad.
Además de su papel tecnológico, el libro simboliza la cultura y es un producto de mercado. Todas estas capas se superponen, se influyen mutuamente y entran en contradicción.
Por esto, necesitamos Puntos de Sutura para coser narrativas, datos e ideas sobre el libro. ¿Nos acompañas?
🟢NARRATIVAS — “Récord histórico”
Sant Jordi pone al sector editorial en la agenda pública. No sólo se compran (y venden) libros sino que se habla sobre el libro.
Buena parte del interés mediático se centra en cuestiones cuantitativas:
Los libros más vendidos.
El volumen de facturación.
El número de asistentes.
En un encuentro del verano pasado, la directora de la Feria del Libro de Madrid, Eva Orúe, ya cuestionaba el número de visitantes como indicador del éxito del evento.
En las reflexiones de estos últimos días, hay críticas de fondo. Así, el periodista cultural Jordi Nopca decía:
“Es bonito que tengamos un día en el que el libro esté en el centro de nuestras vidas. Pero después piensas… ¿qué tipo de libro queremos colocar en el centro de nuestras vidas?”
Sin embargo, el relato de “ha sido un Sant Jordi de récord” se ha impuesto.

🟢DATOS — Situación crítica
Cojas un informe u otro, el sector del libro crece: en títulos, en ejemplares, en facturación…
Esto da para titulares espectaculares, claro, pero tiene trampa: Bernat Ruiz Domènech, agudo observador del sector editorial, lleva años señalando las carencias que oculta esta narrativa.
Muchos pasan por alto un dato clave: las devoluciones. Las librerías devuelven uno de cada tres libros a la editorial. Así es imposible saber el estado real del negocio:
“Una cosa es facturar y otra, muy difierente, es vender”, explica el impulsor de Núvol, Bernat Puigtobella.
¿La solución? No parar de producir y vender. Una dinámica con consecuencias:
La presidenta del PEN Catalán y cofundadora de Raig Verd Editorial, Laura Huerga, alerta:
“Ahora mismo es un momento delicado para el mundo editorial, y esto se traduce en buscar productos –porque más que libros, son productos– pensados para vender”.
Así, parece que se hacen libros para hacer dinero (más que a la inversa), siguiendo el dilema que apunta el responsable de Edicions de 1984, Josep Cots.
La rueda no puede parar y cada vez se produce más (no sabemos por cuánto tiempo).

🟢IDEAS — Robustez
El exitoso ensayo El infinito en un junco de Irene Vallejo habla de cómo los libros han protegido el saber humano desde la antigüedad. Así, además, se han salvado ellos mismos de esta gran trituradora que es el tiempo.
El estadístico Nassim Nicholas Taleb lo tiene claro: cuanto más antiguo es algo, más probabilidades tiene de durar. Si tiene razón, tenemos libro para rato.
El libro resiste y, comparado con otros dipositivos más modernos y sofisticados, es mucho más robusto:
Y suturamos. El libro es un formato sólido, que funciona. Así, el sector editorial posiblemente no tenga los incentivos necesarios para acometer reformas radicales. Por otro lado, es más fácil fomentar su aura romántica como símbolo de cultura y descansar en la confortable narrativa del éxito de ventas.
Hasta aquí hemos llegado. Ojalá este boletín te haya parecido sintético, orientador y estimulante.
La próxima edición saldrá el domingo 18 de mayo. ¡Hasta entonces!
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