Puntos de Sutura #2: ¿Tan polarizados?
Cosiendo las brechas de una sociedad fragmentada, desinformada y perpleja
Todos hemos pasado por esto: conversaciones tensas sobre temas controvertidos en los que no se llega a un punto en común. Es desesperante.
He pasado noches de insomnio después de alguna de estas discusiones. “¿Cómo puede ser que estemos tan lejos?”, me pregunto. No es que no haya acuerdo es que casi no hay ni comunicación. Frustración máxima. Lo llamamos polarización.
Seguramente la polarización es uno de los síntomas más públicos de la crisis invisible que padecemos. Sin embargo, ¿estamos realmente tan polarizados? Y, sobre todo, ¿la polarización es el verdadero problema?
En esta edición de la newsletter, vamos a intentar coser las brechas de la polarización con los siguientes puntos (de sutura):
🟠Partiendo de lo que se dice (en la opinión pública),
🟢profundizaremos en la polarización (de la mano de expertos),
🟣analizaremos el papel de las redes sociales,
🟡nos preguntaremos cuál es realmente el problema y
🔴veremos qué podemos hacer.
Sé que, de todas las síntesis posibles, esta es sólo una más. Pero creo que valdrá la pena. ¿Nos acompañas?
🟠PUNTO 1 — Lo sabe todo el mundo
Parece indiscutible que es un tema estrella de estos últimos meses e incluso años.
Polarización ha sido nombrada la palabra del año 2023 por Fundeu,
“debido a su gran presencia en los medios de comunicación y a la evolución de significado que ha experimentado”.
Pero la cosa ya venía de antes y ganó mucha notoriedad pública a raíz de las diferentes broncas en el Congreso de los Diputados durante 2022.
Sobre esto, tuve una conversación (genial) con la politóloga Berta Barbet y el periodista Joan Salicrú, impulsor de la revista Valors.
Además, han aparecido diferentes libros:
Por qué estamos polarizados, del periodista Ezra Klein (publicado originalmente en inglés en 2020 y centrado en los Estados Unidos).
Y justo del año pasado salió Polarizados. La política que nos divide, donde el sociólogo Luis Miller explora el caso español.
Y, por casualidad, esta edición de Puntos de Sutura coincide con el estreno de un documental (que aún no he visto), disponible en Filmin:
🟢PUNTO 2 — Lo que mucha gente no sabe
En realidad, los sociólogos, politólogos y otros -ólogos, utilizan un concepto más complejo de polarización. Además, en ocasiones, las ciencias sociales han llegado a resultados contraintuitivos.
Aquí algunos puntos interesantes y menos conocidos:
Polarización significa división (no extremismo), advierte Miller.
En España, parte de la polarización actual puede entenderse como un proceso de normalización (lo raro eran los consensos de antes).
Parece razonable que izquierdas y derechas no opinen exactamente lo mismo sobre impuestos, sanidad y otras políticas públicas, dice Víctor Lapuente.
Actualmente uno de los grandes consensos en España es la gravedad del cambio climático.
¡Aquí hay una oportunidad para superar las políticas de bloques!
Cuando se habla de polarización, Cataluña pasa por ser el “ejemplo de manual”…
Pues bien, la cosa no está tan clara como nos han contado. Mira este gráfico del punto álgido del procés:
Durante los últimos años, se está dando una cierta paradoja a nivel global:
Mientras la polarización ideológica tiende a bajar...
(Polarización ideológica: la distancia entre los planteamientos de los diferentes partidos políticos)
...la polarización afectiva crece (aunque no en todos los países)
(Polarización afectiva: la animadversión entre seguidores de partidos rivales).
En la complejidad de este fenómeno, hay algo de profecía autocumplida:
Se sabe que, cuando la ciudadanía piensa que la polarización ideológica crece, la polarización afectiva también acaba creciendo.
Las percepciones son importantes y estas dependen en buena parte de los políticos.
🟣PUNTO 3 — “La culpa es de las redes sociales”
No es tan sencillo, como dice el sociólogo Manuel Castells (autor de obras de referencia como Comunicación y poder o la muy recomendable Ruptura):
“Para el común de los mortales, cuanto más utilizan las redes sociales más están expuestos a distintos puntos de vista. Y cuanta mayor exposición tienen a una diversidad de opiniones, menos polarización experimentan. La polarización se exacerba por las redes en grupos ya polarizados, no en los usuarios de las redes en general. (…) Pero estos grupos extremos son los más visibles y los que en determinadas circunstancias actúan de forma fanática o violenta”.
🟡PUNTO 4 — Los problemas bajo la polarización
A mi modo de ver, la polarización es interesante porque es síntoma de una cultura del diálogo pobre:
Considerar el intercambio de pareceres como un juego de suma cero.
Buscar culpables (y no tanto soluciones).
Insultar y despreciar a quien piensa diferente.
Entrar en una dinámica de reproches mutuos.
Al final, estaría bien reconocer que tanto izquierdas como derechas tienen margen de mejora.
Así, si a la izquierda se le puede criticar su actitud de superioridad moral, a la derecha se le puede reprochar que se considere superior intelectualmente (más capaz de gobernar de forma eficiente).
En este punto, es muy interesante la entrevista al catedrático en ciencia política Ignacio Sánchez-Cuenca en Un tema al día.
Además, las responsabilidades son bastante compartidas:
Según afirma el pedagogo y filósofo Gregorio Luri en Después de la tercera, tanto la izquierda como la derecha se han desentendido de los retos centrales del ámbito educativo.
Así, han abandonado a su suerte a amplias capas sociales: los hijos de las clases trabajadoras, cuyo único recurso para progresar es la formación.
🔴PUNTO 5 — ¿Se puede hacer algo?
Ya hay mucha gente que está haciendo cosas. Así que: sí, podemos hacer mucho.
Hay buenas pistas en esta investigación (y otras) de la Universidad de Texas.
Un ejemplo lo encontramos en esta TED Talk (una de mis favoritas):
De aquí podemos sacar dos conclusiones, que concuerdan con un artículo de Arthur C. Brooks (citado abajo):
Por un lado, la culpa no es de “los otros” sino nuestra:
“Aunque seamos adictos al desprecio, al mismo tiempo lo odiamos; igual que los drogadictos odian las drogas que están destrozando sus vidas”.
La parte buena es que, si nosotros somos el problema… ¡también somos la solución!
Por otro, no se trata de estar de acuerdo en todo:
“Lo que necesitamos no es discrepar menos, sino discrepar mejor”.
En este punto, son oportunas las observaciones del catedrático en filosofía moral y política José María Torralba:
“En ‘Sobre la libertad’, (…) escribió Mill: «El mal realmente temible no es la lucha violenta entre las diferentes partes de la verdad, sino la tranquila supresión de una mitad de la verdad; siempre hay esperanza cuando las gentes están forzadas a oír las dos partes». La falibilidad del conocimiento humano va ahí unida a la confianza de que toda persona desea conocer la verdad. Los otros son una ayuda y no una amenaza para el desarrollo de las propias convicciones y posturas políticas. Habrá quien desacredite esta confianza en la razón como fruto de una visión ingenua –filosófica– del debate público. La realidad de los juegos de poder no funciona así, se dirá. Sin embargo, ese aparente recurso al realismo esconde, más bien, el miedo a admitir que otra política es posible.”
Y acabamos con esta mención a la verdad. La polarización no la superaremos con el consenso sino en la búsqueda del conocimiento verdadero:
Hasta aquí hemos llegado. Ojalá hayas encontrado alguna idea estimulante o algún punto de vista valioso.
¡Que pases un feliz domingo! Volvemos en un mes (mientras tanto puedes encontrarme aquí y aquí).