Puntos de sutura #1: La crisis invisible
Cosiendo las brechas de una sociedad fragmentada, desinformada y perpleja
Hi, there!
Decir que estamos en crisis es una obviedad. La democracia está en crisis. La economía está en crisis. Las relaciones entre las grandes potencias están… ¡Exacto! En crisis ;-)
Hoy hablamos de la inflación y del auge de los populismos. Hace sólo unos pocos años hablábamos de la deuda soberana y de los refugiados. Hemos pasado de la Gran recesión a la Great Resignation. ¿Hay algún hilo que una todas estas crisis? ¿Tienen algo en común? ¿Cómo dar sentido a un presente tan convulso?
A continuación, empezaremos a ensayar respuestas para estos interrogantes. Al mismo tiempo, esto nos servirá para presentar la idea-marco que hay detrás de este proyecto. La existencia de una crisis invisible será el hilo conductor que une los diferentes envíos de esta newsletter, que hoy se estrena.
🟠PUNTO 1 — Se ve, se siente…
¡Una crisis está presente! De una forma u otra, hay mucha gente que ya habla de una crisis subyacente, una crisis invisible.
Hace poco, la experta en el impacto social de la digitalización Marta Peirano escribía sobre una “nueva burguesía de sobreinformados desinformados” (spoiler: nosotros) y reclamaba a los medios que dieran información “precisa, verificada, equitativa y contextual”.
Entre otras cosas, incluía una cita de Neil Postman (sociólogo y autor de Divertirse hasta morir), que es clave:
“[vivimos] inmersos en una cultura comprometida únicamente en generar toneladas de información cada hora a través de todos sus medios sin categorizarla de ninguna manera para que no sepas qué significa ninguna de ellas [las informaciones]”.
Por su parte, la prestigiosa periodista y profesora de Periodismo Mònica Terribas, en su discurso de ingreso en el Institut d’Estudis Catalans, decía en noviembre pasado:
“En la era del no-tiempo, la transferencia del conocimiento y la información, imprescindible parar armar el mundo de espíritu crítico, no se está produciendo porque no existe suficiente conciencia de comunidad para administrar la información en beneficio colectivo”.
Por último, el filósofo Daniel Innerarity, en un artículo reciente lanzaba algunas preguntas en la misma dirección:
“Estar a la altura del propio tiempo, ser su testigo o protagonizarlo, no es algo que se consiga sin más vagando por el lugar de los hechos. ¿De qué hechos, además? Solo está en la realidad quien la entiende e interpreta adecuadamente, pero ¿está eso a nuestro alcance mientras se suceden las cosas a un ritmo vertiginoso? ¿Hay algún procedimiento para saber ahora lo que solo podríamos saber después, cuando tuviéramos suficiente perspectiva histórica y tal vez sea demasiado tarde?”.
🟢PUNTO 2 — “La culpa es de Internet”
Sí, claro: esto es lo fácil. A nadie se le escapa que el tsunami de datos e informaciones y la celeridad con la que se transmiten no ayudan a hacer más comprensible el mundo.
Sin embargo, la sabiduría popular ya ha codificado este problema desde hace mucho:
“Cuando los árboles no dejan ver el bosque”.
“Hace más ruido un árbol que cae que todo un bosque que crece”.
Por otro lado, los proféticos versos de T.S. Eliot ya tienen casi un siglo:
“¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en conocimiento?
¿Dónde el conocimiento que hemos perdido en información?”
Precisamente en internet he encontrado una cita que va en la misma línea:
Vaya, que el problema nuevo, nuevo… no es.
🟣PUNTO 3 — “Ok, hay un problema, pero ¿cuál?”
Por decirlo de una forma técnica, mi impresión es que padecemos una crisis epistemológica (de conocimiento) que nos ha llevado a una crisis de sentido.
Vayamos por partes. Por un lado, la crisis de sentido:
nos hemos centrado en los medios (y hemos olvidado los fines).
Paralelamente la crisis del conocimiento nos ha llevado a confundir…
los síntomas con las causas,
las apariencias con la realidad,
las interpretaciones con los hechos;
la autenticidad/intensidad de una convicción con el rigor/exactitud del conocimiento.
Así, el conocimiento común está muy alejado del conocimiento científico o de los especialistas.
Puede parecer poca cosa pero —a mi juicio— esta brecha nos condiciona mucho y tiene implicaciones muy nocivas para la vida social.
🟡PUNTO 4 — Dos películas y una serie
La historia enseña que esta crisis invisible puede tener efectos devastadores (muy visibles). La ficción audiovisual nos lo muestra.
Una serie: Chernobyl retrata el drama que sufrió la Unión Soviética por vivir de espaldas a la realidad (y a la verdad).
El monólogo inicial es espectácular:
Película #1: La Gran Apuesta Americana, donde el mundo capitalista no sale mucho mejor parado, la verdad (e incluye esta frase).
Película #2: Margin Call, que deja al descubierto el cinismo que nos llevó a la Gran Recesión y un sistema en el que el precio de las cosas ya no tenía ninguna conexión con su valor.
🔴PUNTO 5 — Vamos a concretar todo esto
Resumiendo:
Estamos en una crisis marcada por el divorcio entre el qué y el por qué. Hacemos cosas sin reflexionar sobre la finalidad última de nuestras acciones.
(Esta es la crisis de sentido que comentábamos más arriba)
A esto se une, nuestra incapacidad para comprender lo que está pasando (y, por lo tanto, qué falla y cómo solucionarlo).
(Y este punto se corresponde con la crisis epistemológica o de conocimiento… ¡en la llamada ‘Sociedad del conocimiento’!)
La crisis de sentido y conocimiento se visualiza claramente en la crisis de las instituciones:
Unos gobernantes que hablan más de las “cosas de la política” (traducido: sus cosas) que de la “política de las cosas” (traducido: las nuestras).
El considerar que tenemos una democracia sólo porque seguimos procedimientos democráticos (elecciones libres y transparentes).
Unos medios de comunicación que han confundido el negocio de la información con el de la influencia.
Una Unión Europea que trata de redefinir su misión en el mundo (y para los propios ciudadanos europeos).
Una Universidad atrapada en su propia maraña burocrática, el sistema de acreditaciones y los ránkings internacionales.
Una Iglesia (católica), que aparece ante la opinión pública rodeada de escándalos y fuertemente polarizada.
Además, los problemas de la opinión pública lo complican todo un poco más:
polarización,
desinformación…
(en ocasiones estos mismos fenómenos han sido muy mal comprendidos… por el efecto simplificador de la propia esfera pública).
Estos serán los temas de esta newsletter. El envío de cada mes estará dedicado monográficamente a uno de ellos.
Mi ilusión sería que cada nueva edición de la newsletter, cada nuevo tema, sea un posible punto de sutura para curar las heridas de esta gran crisis invisible.
Hasta aquí hemos llegado.
Ojalá hayas encontrado alguna idea estimulante o algún punto de vista valioso (por mi parte, si piensas que el tiempo invertido ha valido la pena, ya me doy por satisfecho).
Además, si te animas, los comentarios están abiertos (¿se te ocurre alguna otra película que trate de la crisis de la verdad, por ejemplo?).
¡Que pases un feliz domingo! Volvemos en un mes (mientras tanto puedes encontrarme aquí y aquí).
Estimulante lectura. Gracias, ganas de la siguiente entrega!
Interessantíssim, Miguel, no puc estar més d’acord amb el teu anàlisi 👏🏻👏🏻